La Armonía de las Esferas

Con Kawhi a la cabeza, desde Parker a Bryn Forbes, cada uno interpreta su partitura sin fisuras en un “affannato” global que desemboca en arte.



El filósofo y matemático griego Pitágoras sostenía en su teoría “La Armonía de las Esferas” que el universo está gobernado según proporciones numéricas armoniosas y que el movimiento de los cuerpos celestes, en un universo geométrico, se rige por proporciones musicales.

El maestro Popovich, como un viejo curtido en la escuela de Atenas, trabaja cada año en una ópera casi perfecta que desemboca en un playoff atronador con el público, casi siempre, puesto en pie.

La exhibición de San Antonio ante los Cavaliers, actuales campeones, es sólo una parada más en el largo recorrido que, los “nuevos viejos Spurs”, dejan en su camino. Siempre el mismo desde hace cerca de veinte años.

Los del Este sólo pudieron disfrutar de la música. Del girar armónico de los planetas alrededor de un balón que siempre acababa, accarezzévole, besando la red.

El contundente 74-103 con el que los texanos despacharon a los de Ohio deja mucho más que una ovación, pañuelos al aire, desde los palcos de la ópera. Es una declaración de intenciones. Un anuncio a navegantes: La orquesta está preparada y seguirá tocando. Se hunda o no el barco. Y sonará armoniosa.

Todos los Spurs anotaron. Con Kawhi a la cabeza, desde Parker a Bryn Forbes, cada uno interpreta su partitura sin fisuras en un “affannato” global que desemboca en arte.

La orquesta del Álamo toca “adagio” en ataque pero “feroce” en las líneas de pase y el rebote. Donde se juegan los campeonatos. Y el árbol de sus rivales se hunde en las manos rápidas de los Spurs que, "fuocoso", suelen rematar sus partidos con una gran “obertura”.

Los Spurs caminan firmes hacia la post-temporada. Lo hacen con su música de siempre: orden y concierto. Cada año abandonan la orquesta un par de buenos intérpretes que, en la mayoría de ocasiones, son sustituidos por otros de igual o mayor talento.

Se ha ido el primer violín. Tim Duncan disfruta merecidamente su retiro asistiendo periódicamente a los conciertos de sus compañeros. Ya casi nadie recuerda al imprescindible Diaw en aquellas finales y al frente del grupo de cuerda siguen afinando de forma impecable los eternos Parker y Ginobili.

A ellos se han sumado instrumentistas de lujo y largo recorrido. Curtidos en mil músicas completan la partitura, ilustres como David Lee o el gran Pau Gasol. Y el MVP silencioso, Leonard. Y al frente de todo, como hace décadas, el viejo Popovich viendo girar los planetas. Y la armonía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Curry necesita a Steph

Madurar “In the Middle” ¿Qué fue de Monta Ellis?

Rajon Rondo y la tierra de Transilvania